Bienvenido

Por haber decidido leer mis comentarios, que difundo en este blog espero tus opiniones para enmendar ciertos puntos de vista, y de esta manera mejorar los temas tratados.































jueves, 23 de diciembre de 2010

Reflexiones sobre la navidad

La navidad es un juego para niños. Una forma figurada que representa un nacimiento nuevo, lleno de regalos celestiales, una nueva era de vivir en comunión con Dios, pero éste significado se ha conevertido en un juego comercial ahondando más la continuidad pagada de la religión. Los deseos de paz, serenidad, alegría, unión se desploma al convivir en este mundo dividido en vergonzosas discriminaciones entre las naciones. alguién quizás no esté de acuerdo conmigo, escondiéndose detrás de una humana plegaria, es normal que así sea, pero nadie puede cerrar los ojos y decir lo contrario. Porque les conviene a los lideres religiosos, ellos no son la iglesia sino, son lideres de la iglesia y la iglesia es formada como los lideres son, bajo una tibia verdad. Según esas reglas de deseos y bendiciones quiénes son los beneficiarios, por un lado el hambre que azota a millones de seres humanos, desnutrición severa infantil, desocupación difusa, crísis moral, gobiernos corruptos, han pasado dos mil años de puros deseos para los pobres de buena voluntad, es que ésta buena voluntad se debe romper de una vez como Dios quiere hombrtes dignos a SU SEMEJANZAS que habiten en su bendita creación, con derechos terrenales y madurez de fe. Es que estamos aún en la era de la piedra en la mente. Se han creado millones de fiestas para celebrar la comunión con Dios pero solo nos retribuyen ofertas comerciales, cierto es que el comercio es un bien económico que mueve millones de ocupados trabajaodres, no me refiere al comercio como actividad sino como el comercio aliena al consumismo. utilizando la publicidad de todo tipo hasta se ha inventado una efigie o estatua que dice ser el nacimiento de Cristo, todo puede ser, sea cual sea la imágen pero no se debe usar para fines de lucro la fe de un pueblo, menos tocar el nombre de Dios, con sonrisas hipócritas.